Piel con tendencia al acné e imperfecciones: síntomas, causas y cómo cuidarla

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Tener una piel que presenta granitos o brotes no siempre es fácil de manejar. Para muchas personas, esta condición puede repetirse con el tiempo o aparecer de forma inesperada. Conocer bien cómo es tu piel y qué cuidados necesita puede marcar la diferencia para mantenerla más limpia y con un aspecto saludable.

En este artículo te explicamos cómo se diferencia una piel con tendencia al acné de una con tendencia a imperfecciones, qué factores pueden empeorarla y qué acciones prácticas pueden ayudarte a mejorar su estado. Con los cuidados adecuados, es posible disminuir los brotes y sentirte más cómodo con tu piel todos los días.

¿Cuál es la diferencia entre piel con acné y piel con imperfecciones?

Aunque muchas veces se usan como si fueran lo mismo, hay una diferencia entre piel con tendencia al acné y piel propensa a imperfecciones. Comprender qué es el acné ayuda a identificar mejor esas diferencias. Ambas pueden presentar brotes, pero no de la misma manera ni con la misma frecuencia.

  • La piel con acné suele presentar granitos persistentes. Esto puede deberse al exceso de grasa, a desequilibrios hormonales o a la presencia de bacterias que obstruyen los poros y causan inflamación.
  • La piel con imperfecciones, en cambio, tiende a tener puntos negros, blancos o una textura irregular de forma ocasional, pero sin llegar a presentar brotes continuos o tan notorios.
Aunque en ambos casos se recomienda usar productos suaves y no comedogénicos —es decir, que no bloqueen los poros—, la piel con acné suele necesitar tratamientos más específicos para controlar los brotes activos y frecuentes.
El acné es especialmente común durante la adolescencia. Se estima que entre el 70% y el 95% de los jóvenes presentan algún grado de imperfecciones en la piel. De ese grupo, entre un 15% y 30% llega a utilizar tratamientos médicos para aliviar los síntomas*.
Sin embargo, no es algo exclusivo de los adolescentes. Muchas personas siguen lidiando con el acné en la adultez, y en algunos casos —sobre todo en mujeres— puede aparecer por primera vez después de los 25 años.

*C.C. Zouboulis, Hautarzt 2014 65: 733–750

¿Dónde suele aparecer el acné?

El acné es más común en la cara, el cuello, los hombros, el pecho y la espalda
El acné se manifiesta con mayor frecuencia en el rostro, pero también puede presentarse en zonas como el cuello, los hombros, el pecho y la espalda. Su intensidad varía: puede ir desde formas leves como los puntos negros o blancos (conocido como acné comedogénico), hasta brotes inflamados de nivel moderado o incluso más severos, como el acné conglobata.

Pero el acné no solo se ve; también se siente. Afecta la confianza y el bienestar emocional, ya que sus síntomas pueden ser molestos y generar incomodidad con la propia imagen. Por eso, si el acné se vuelve una preocupación constante, lo mejor es acudir con un dermatólogo.

Hoy en día existen tratamientos eficaces que, aplicados a tiempo, pueden evitar que la condición empeore o que queden marcas visibles como manchas oscuras o cicatrices.

Acné vs Rosácea

En algunos casos, el acné puede confundirse con la rosácea, ya que ambas condiciones pueden generar granitos visibles, como pápulas o pústulas. Sin embargo, son afecciones diferentes.

La rosácea es un trastorno en el que los vasos sanguíneos del rostro se dilatan con facilidad, provocando enrojecimiento en zonas como las mejillas, la nariz o el mentón. También puede generar sensibilidad en la piel, y requiere cuidados distintos a los del acné.

Si no estás seguro de cuál es tu caso, lo mejor es consultar con un profesional de la salud que pueda darte un diagnóstico claro y orientarte con el tratamiento adecuado.

Tipos de imperfecciones en la piel

Comedones abiertos (puntos negros): una pequeña mancha oscura y plana en la piel

Así como existen diferentes formas de acné, también hay diversos tipos de imperfecciones. En general, se usa la palabra imperfección para referirse a algo temporal —como los puntos negros o blancos—, mientras que el término mancha suele asociarse con marcas más duraderas, como las manchas por el sol o por la edad.

A continuación, te explicamos algunos de los términos más comunes:

  • Punto negro (comedón abierto): es una pequeña mancha plana y oscura que aparece cuando una glándula sebácea se tapa. Su color no se debe a suciedad, sino a la oxidación del sebo al entrar en contacto con el aire.
  • Punto blanco (comedón cerrado): se presenta como un bultito redondo cubierto por una capa blanca. También se produce por una obstrucción en la glándula sebácea. Es una forma temprana de grano.
  • Grano: es una imperfección inflamada, elevada y con enrojecimiento. Puede llenarse de pus y causar dolor. Es el término común que se usa para hablar de brotes, incluyendo comedones, pápulas y pústulas.
  • Pápula: se trata de una lesión sólida que no contiene pus. Es un tipo de grano inflamado que aparece como un bulto firme en la piel.
  • Pústula: se forma cuando un punto blanco o un grano se inflama más y aumenta de tamaño. Contiene pus y suele ser dolorosa al tacto.
  • Nódulo: es una lesión dura localizada en capas profundas de la piel. Se da con frecuencia en zonas como la espalda o los hombros y puede dejar marcas si no se trata a tiempo.
  • Quiste: es una lesión más blanda, llena de pus, que también se forma en capas profundas. Suele aparecer cuando se rompe la pared de un folículo en fases avanzadas de inflamación.

¿Cuáles son las causas y detonantes del acné?

El acné puede ser causado por varios factores que afectan el equilibrio natural de la piel. Algunas causas comunes incluyen la genética, las hormonas, el uso de ciertos medicamentos, la alimentación, el estrés, el tabaquismo y una rutina de cuidado inadecuada.

Nuestra herencia genética influye en cómo es nuestra piel. Algunas personas tienen una piel más sensible y reactiva, lo que las hace más propensas a desarrollar acné o imperfecciones. Si tus padres tuvieron acné, hay una mayor probabilidad de que tú también lo experimentes.

El acné está estrechamente relacionado con los cambios hormonales. Las hormonas estimulan el desarrollo de las glándulas sebáceas y aumentan la producción de grasa en la piel (sebo). Cuando hay exceso de sebo, los poros pueden bloquearse y causar brotes.
Durante la adolescencia, este desequilibrio hormonal es la razón principal por la que el acné es tan frecuente. Sin embargo, las hormonas también pueden causar brotes en otras etapas de la vida.
En las mujeres, por ejemplo, los cambios hormonales durante el ciclo menstrual pueden provocar brotes entre los 20 y los 30 años. A este tipo de acné de aparición tardía se le conoce como acné tardío.

Algunos medicamentos, como los antidepresivos, anticonvulsivos, esteroides o el litio, pueden provocar brotes de acné como efecto secundario. Incluso el uso prolongado de antibióticos puede afectar la salud de la piel.
Existe una condición poco común llamada Acné Fulminans, que puede desarrollarse en ciertos casos como consecuencia del uso indebido de esteroides anabólicos, especialmente entre personas que practican fisicoculturismo.

Alimentación

Algunos estudios sugieren que lo que comemos puede influir en la aparición del acné. Dietas con un alto índice glucémico —es decir, ricas en azúcares o carbohidratos simples—, así como un consumo elevado de lácteos, podrían favorecer o agravar los brotes.
Conocer qué alimentos pueden tener un impacto en la piel es clave para tomar mejores decisiones a la hora de comer.

Estrés

El estrés puede agravar la piel propensa a las imperfecciones

El estrés no solo afecta tu bienestar emocional, también puede influir en tu piel. Cuando estás bajo presión, tu cuerpo libera hormonas que estimulan la producción de grasa en la piel. Ese exceso de sebo puede obstruir los poros y provocar más brotes.

Fumar

Investigaciones han demostrado que el consumo de tabaco puede empeorar el acné. ¿Por qué? Porque genera estrés oxidativo en la piel y cambia la composición natural del sebo, lo que la vuelve más propensa a las imperfecciones*.

*B. Capitanio et al, British Journal of Dermatology 2007. ed. 157, pp. 1040–1085

Cuidado facial inadecuado

Tener una rutina poco adecuada para tu tipo de piel también puede afectar mucho. Usar productos demasiado agresivos o secantes puede eliminar los aceites naturales que protegen la piel, debilitando su barrera protectora. Como respuesta, la piel produce más grasa de la necesaria, lo que puede terminar obstruyendo los poros.

Además, los productos comedogénicos —es decir, aquellos que tapan los poros— pueden empeorar el problema, ya que atrapan impurezas, bacterias y células muertas dentro de los folículos. Si no limpias bien la piel, estas sustancias se acumulan y aumentan el riesgo de inflamación y brotes.
No aplicar de forma constante productos como el exfoliante o la crema hidratante puede afectar la barrera natural de la piel, volviéndola más vulnerable y favoreciendo la aparición de granitos u otras imperfecciones. Para mantenerla equilibrada, es fundamental seguir una rutina de la piel adaptada a cada tipo que responda a tus necesidades específicas.

¿Cómo se desarrollan el acné y las imperfecciones?

La aparición de granos e imperfecciones no se debe a una sola causa. En realidad, es el resultado de varios factores que interactúan entre sí y alteran el equilibrio de la piel.

Inflamación

Inflamación
El acné es una afección inflamatoria que está presente en todas las etapas de su desarrollo. Todo comienza con una microinflamación, que no se ve a simple vista. En ese momento, las células dañadas liberan señales (citocinas) que atraen células del sistema inmune hacia la zona afectada. Esto da paso a una inflamación aguda, con aumento del flujo sanguíneo y mayor sensibilidad en la piel, lo que provoca enrojecimiento, hinchazón, sensación de calor e incluso dolor.
Si este proceso no se detiene, se convierte en una inflamación subaguda, en la que los macrófagos limpian los residuos y favorecen la reparación del tejido. Con el tiempo, esta respuesta puede volverse visible e incluso provocar efectos más generales en el cuerpo, como fatiga o fiebre, si la reacción se intensifica.
Cambios hormonales, bacterias y modificaciones en la composición del sebo son factores que pueden activar este proceso. Por eso, hay personas que, por su genética u hormonas, son más propensas a desarrollar inflamación en la piel.

Seborrea

Las glándulas sebáceas producen sebo, una sustancia oleosa que protege la piel y el cabello. Sin embargo, cuando hay una producción excesiva —usualmente por influencia hormonal— se genera una condición llamada seborrea, común en pieles con tendencia al acné.

Este exceso de grasa en la superficie puede interferir con el proceso natural de renovación celular, dificultando la eliminación de las células muertas. Además, cuando el sebo se acumula dentro de las glándulas, su composición puede favorecer nuevas microinflamaciones, lo que empeora el estado general de la piel.

Hiperqueratosis

La P. acnes, una bacteria normalmente inofensiva, puede provocar inflamación en pieles propensas a las imperfecciones
La hiperqueratosis ocurre cuando la capa más externa de la piel se engrosa más de lo normal. Esto sucede porque se producen demasiadas células cutáneas, muchas veces como respuesta hormonal, y al mismo tiempo la piel no logra eliminarlas correctamente.

El resultado es una acumulación de células muertas que bloquea los poros y hace que se retenga el sebo dentro de la glándula. Esto genera presión en las paredes del folículo, lo que da lugar a la formación de comedones, conocidos comúnmente como puntos negros o puntos blancos.

Bacterias

Propionibacterium acnes (hoy conocida como Cutibacterium acnes) es una bacteria que vive normalmente en la superficie de la piel sin causar daño. Pero en personas con piel propensa al acné, esta bacteria puede provocar una respuesta inflamatoria más fuerte.

Cuando hay exceso de sebo, se crea un ambiente ideal para que esta bacteria se multiplique dentro de los poros obstruidos. Esto desencadena una mayor inflamación, dando origen a lesiones como pápulas y pústulas.

En casos más severos, la pared del folículo puede romperse durante las últimas fases del proceso inflamatorio. Esto libera grasa, bacterias, células muertas y otros residuos hacia la piel cercana, lo que intensifica la inflamación y puede empeorar considerablemente el brote.

Tratamiento para piel con acné o tendencia a imperfecciones

Tratar la piel que presenta granitos, brotes o textura irregular puede ser complicado, especialmente cuando hay factores hormonales, exceso de grasa o presencia de bacterias involucrados.
Para mejorar visiblemente este tipo de piel, es fundamental atender las causas que lo provocan y favorecer su equilibrio natural.
A continuación, te compartimos algunas opciones de tratamiento que pueden ayudarte a controlar el acné, disminuir las imperfecciones y devolverle a la piel un aspecto más uniforme y saludable:

1. Limpieza

Elige productos de limpieza y cuidado especialmente formulados para las necesidades de tu piel.
La base de cualquier rutina para piel con tendencia al acné es una buena limpieza. Se recomienda usar un limpiador suave, sin fragancia y no comedogénico dos veces al día. Esto permite eliminar el exceso de grasa, impurezas y maquillaje sin dañar la hidratación natural de la piel.

Eucerin DermoPure Gel Limpiador Facial es una excelente opción para este tipo de piel. Contiene un 6% de Ampho-Tensides, agentes limpiadores eficaces pero suaves que eliminan la suciedad, el sebo y el maquillaje sin resecar. Además, su fórmula sin jabón es adecuada para el uso diario, incluso si estás bajo tratamiento dermatológico. También puede ayudar a prevenir imperfecciones relacionadas con el uso prolongado de mascarilla (maskné).
Ideal para piel sensible, deja una sensación de limpieza y frescura.

2. Exfoliación

Exfoliar la piel de forma suave unas cuantas veces a la semana puede ayudar a remover células muertas y a mantener los poros libres de obstrucciones. Los exfoliantes químicos como los AHA (alfa hidroxiácidos) y los BHA (beta hidroxiácidos) suelen ser más efectivos y menos agresivos que los exfoliantes físicos.

Eucerin DermoPure Gel Limpiador Concentrado 2% Ácido Salicílico está formulado para mejorar la textura de la piel con imperfecciones. Contiene un complejo hidroxi al 10%, compuesto por ácidos glicólico, salicílico y polihidroxiácidos, que ayudan a limpiar poros, alisar zonas rugosas y disminuir manchas e imperfecciones.
Su uso constante promueve una piel más pareja, suave y con un aspecto renovado.

3. Hidratación

Que tu piel sea propensa al acné no significa que debas saltarte la hidratación. De hecho, es fundamental mantenerla equilibrada con un producto adecuado: ligero, sin aceites y que no obstruya los poros. Una piel bien hidratada puede regular mejor la producción de grasa y lucir más saludable.

DermoPure Gel Limpiador Facial está diseñado especialmente para las pieles grasas con tendencia al acné. Su fórmula no comedogénica ofrece una hidratación intensa sin dejar residuos grasos, mientras ayuda a calmar irritaciones gracias a ingredientes como la Licochalcona A. También incorpora ácido salicílico, que ayuda a prevenir nuevas imperfecciones, y un efecto matificante duradero que controla el brillo a lo largo del día.

4. Retinoides tópicos

Incluir retinoides en tu rutina, como el adapaleno, puede marcar una gran diferencia si tenés piel propensa al acné. Estos compuestos favorecen la renovación celular, ayudan a evitar que los poros se obstruyan y pueden reducir visiblemente marcas o cicatrices dejadas por brotes anteriores.
Es importante usarlos con constancia y, si es la primera vez que los aplicás, hacerlo bajo orientación profesional.

5. Protección solar

El uso diario de protector solar es indispensable, incluso si tu piel es grasa o tiene imperfecciones. Elige una fórmula no comedogénica, que no bloquee los poros ni deje sensación pesada.

Eucerin Sun Face Oil Control FPS50+ brinda alta protección contra los daños del sol, especialmente diseñada para piel grasa o con tendencia al acné. Su fórmula ligera y de rápida absorción controla el brillo, no engrasa y ayuda a prevenir manchas ocasionadas por la exposición solar.
Gracias a sus ingredientes reguladores de sebo, contribuye a mantener la piel limpia, mate y protegida frente a los rayos UVA/UVB y las imperfecciones inducidas por el sol.

Descubre cómo seleccionar el protector solar ideal para piel propensa al acné.

6. Alimentación y estilo de vida

Una dieta balanceada, rica en frutas, vegetales y cereales integrales, junto con una buena hidratación, puede favorecer el equilibrio de la piel.
Reducir el estrés mediante ejercicio o técnicas de relajación también puede impactar positivamente en la salud cutánea y ayudar a mantener una piel más resistente.

7. Consulta con un dermatólogo

Si los tratamientos de libre venta no ofrecen resultados, es importante acudir con un dermatólogo. El especialista podrá indicarte opciones personalizadas, como medicamentos, tratamientos hormonales o procedimientos dermatológicos adaptados a las necesidades específicas de tu piel.

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